miércoles, 22 de agosto de 2007

El Miedo


¿Te has puesto a pensar realmente, qué es el miedo?

Para muchos, el miedo es un rasgo de cobardía e inclusive, de vergûenza, se nos ha educado para entender al miedo como un enemigo al que hay que evitar a toda costa, y cuando, inevitablemente, nos lo enfrentamos, nos quedamos paralizados, encima, nos sentimos débiles por tenerlo, se convierte en una fuente de sufrimiento, y todo porque nadie nos dijo realmente qué es y cuál es su función.

El miedo no es un enemigo, sino un aliado que nos ayuda preservar nuestra vida y aquellas cosas que consideramos valiosas. No es un rasgo de debilidad, sino una fortaleza de aquel que vive conscientemente.

El miedo es un reflejo natural de los seres humanos que nos avisa de manera consciente e inconsciente, cuándo debemos estar más alerta para proteger nuestra integridad.

Es por eso que no debemos intentar eliminarlo de nuestra persona, el miedo muchas veces es el responsable de que nosotros estemos a la altura de las situaciones, a él le debemos ese instante de reflexión que nos pudo haber salvado de cometer un error que nos hubiera puesto en peligro de perder algo que deseamos.

Es por eso que el verdadero miedo, el positivo, nunca nos debe provocar una parálisis, sino al contrario, debe ser un catalizador de una acción que nos ayude a preservarnos y crecer. En cambio, el miedo infundado, el destructivo, es aquel que nos paraliza y evita que hagamos lo necesario para superar los retos que nos presenta la vida.

¿Pero una vez que identificamos el miedo, cómo lo superamos, cómo lo convertimos en un aliado para conseguir nuestras metas?...Conociendo nuestra posición frente al objeto del miedo, analizando de qué forma podemos estár mejor preparados para afrontar las situaciones y tomar nuestras medidas. Es por eso que casi siempre tememos a lo desconocido, pero una vez que nos informamos acerca de las cosas, de los riesgos, acabamos por superarlo.

Recuerda que el miedo es un regalo, un don que te ayuda a protegerte en la medida en que lo utilices para actuar y preparte para estar a la altura de los retos que te presenta la vida. Por eso, no hay que temerle al miedo.

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