¿Sabes qué es la autoestima?, ¿Tienes una baja autoestima?, ¿Has intentado mejorarla sin resultados?
Afortunadamente, casi todos reconocemos que tener una buena autoestima es uno de los requisitos fundamentales que los seres humanos necesitamos si queremos llevar una vida plena y satisfactoria.
Sin embargo, aunque reconocemos su importancia, no siempre hacemos lo suficiente para conocer su verdadero concepto y las formas de adquirirla y conservarla, y desgraciadamente, nos hemos formado un concepto falso que mucho se aleja de la verdadera autoestima.
Nos limitamos a pensar que la autoestima es simplemente “querernos”, y muchas veces la tratamos de conseguir a través de afirmaciones positivas sobre nuestra persona o buscando la aprobación de los demás. Usamos “métodos” en los que nos decimos que somos “excelentes”, “únicos”, “hermosos” y “valiosos” y, aunque eso pueda -o no- ser cierto, la realidad nos muestra que no es suficiente para obtener una buena autoestima.
Si bien el nivel de autoestima está relacionado con nuestra autoevaluación, que a su vez, es una realidad innegable desde el momento en que desarrollamos una consciencia ésta no puede estar desconectada de nuestro actuar. No podemos esperar a que la autoestima nazca meramente del sentimiento de valía personal o de aquél que los demás depositen en nosotros, sino del trabajo diario que nos haga constatar esos valores en nuestro interior.
Afortunadamente, casi todos reconocemos que tener una buena autoestima es uno de los requisitos fundamentales que los seres humanos necesitamos si queremos llevar una vida plena y satisfactoria.
Sin embargo, aunque reconocemos su importancia, no siempre hacemos lo suficiente para conocer su verdadero concepto y las formas de adquirirla y conservarla, y desgraciadamente, nos hemos formado un concepto falso que mucho se aleja de la verdadera autoestima.
Nos limitamos a pensar que la autoestima es simplemente “querernos”, y muchas veces la tratamos de conseguir a través de afirmaciones positivas sobre nuestra persona o buscando la aprobación de los demás. Usamos “métodos” en los que nos decimos que somos “excelentes”, “únicos”, “hermosos” y “valiosos” y, aunque eso pueda -o no- ser cierto, la realidad nos muestra que no es suficiente para obtener una buena autoestima.
Si bien el nivel de autoestima está relacionado con nuestra autoevaluación, que a su vez, es una realidad innegable desde el momento en que desarrollamos una consciencia ésta no puede estar desconectada de nuestro actuar. No podemos esperar a que la autoestima nazca meramente del sentimiento de valía personal o de aquél que los demás depositen en nosotros, sino del trabajo diario que nos haga constatar esos valores en nuestro interior.
Si queremos lograr una buena autoestima debemos de comprender su función como fuerza motivadora y entenderla como modelo de funcionamiento que debe ser practicado.
Nathaniel Branden, uno de los autores más importantes en la materia, nos ofrece en su libro, Los seis pilares de la autoestima, la siguiente definición que nos ayuda a entender qué y de qué está formada la autoestima:
“La autoestima plenamente consumada, es la disposición de sentirse confiadamente apto para la vida y está formada de dos componentes: el sentido de eficacia personal y el respeto a uno mismo, estos conceptos se relacionan respectivamente con la confianza en nuestra capacidad de pensar, de enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida y la confianza en nuestro derecho de triunfar y de ser felices; de ser dignos y respetables, de satisfacer nuestras necesidades y carencias, de alcanzar nuestros principios morales y gozar del fruto de nuestros esfuerzos.”
Bajo esta óptica, La autoestima puede entenderse como el sistema inmunitario de nuestra conciencia, ya que nos prepara y nos recupera al afrontar los retos que nos presenta la vida; de manera que podamos ejercer nuestro derecho a la felicidad, y al igual que cualquier otro sistema, debe de ser nutrido y ejercitado.
¿Cómo?
En pocas palabras, desarrollando aquellas habilidades, hábitos y principios que nos acerquen a nuestras metas, confiando en nuestra capacidad de aprender, de perseverar y de crecer. No llevando a cabo prácticas autodestructivas ni saboteadoras; no permitiendo que nadie (especialmente nosotros mismos) atente contra nuestra dignidad, valores ni integridad. Actuando con base en la realidad, de manera responsable y sensata.
Como hemos visto, la autoestima, entendida únicamente como un sentimiento positivo por nosotros mismos que se consigue a través de recitar y recibir palabras bonitas, no es más que una ilusión de la autoestima.
El concepto real de la autoestima implica un compromiso con la vida y con nosotros mismos. Y tú, ¿estás haciendo lo suficiente para fortalecer autoestima?
Nathaniel Branden, uno de los autores más importantes en la materia, nos ofrece en su libro, Los seis pilares de la autoestima, la siguiente definición que nos ayuda a entender qué y de qué está formada la autoestima:
“La autoestima plenamente consumada, es la disposición de sentirse confiadamente apto para la vida y está formada de dos componentes: el sentido de eficacia personal y el respeto a uno mismo, estos conceptos se relacionan respectivamente con la confianza en nuestra capacidad de pensar, de enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida y la confianza en nuestro derecho de triunfar y de ser felices; de ser dignos y respetables, de satisfacer nuestras necesidades y carencias, de alcanzar nuestros principios morales y gozar del fruto de nuestros esfuerzos.”
Bajo esta óptica, La autoestima puede entenderse como el sistema inmunitario de nuestra conciencia, ya que nos prepara y nos recupera al afrontar los retos que nos presenta la vida; de manera que podamos ejercer nuestro derecho a la felicidad, y al igual que cualquier otro sistema, debe de ser nutrido y ejercitado.
¿Cómo?
En pocas palabras, desarrollando aquellas habilidades, hábitos y principios que nos acerquen a nuestras metas, confiando en nuestra capacidad de aprender, de perseverar y de crecer. No llevando a cabo prácticas autodestructivas ni saboteadoras; no permitiendo que nadie (especialmente nosotros mismos) atente contra nuestra dignidad, valores ni integridad. Actuando con base en la realidad, de manera responsable y sensata.
Como hemos visto, la autoestima, entendida únicamente como un sentimiento positivo por nosotros mismos que se consigue a través de recitar y recibir palabras bonitas, no es más que una ilusión de la autoestima.
El concepto real de la autoestima implica un compromiso con la vida y con nosotros mismos. Y tú, ¿estás haciendo lo suficiente para fortalecer autoestima?
1 comentario:
Pienso que en la actualidad se ha perdido el respeto por uno mismo ya que las exigencias de la vida moderna nos llevar a tomar desiciones sin estar completamente preparados para la repercusión de estas solo nos importa sentirnos bien nosotros mismos, alimentamos nuestro ego y vanidad, y creemos que eso es tener un alto autoestima, hemos desarrollado un poder individual sin pensar en construir en equipo, para los demas y por nosotros.Yo misma aveces pierdo el rumbo, me siento abrumada, presionada y a veces no escucho esa voz interior que siempre me salva, mi conciencia.
Pero siempre trato de poner un alto y buscar dentro de mi el verdadero valor de las cosas de reforzar mis valores para ser valiente y poder dominar mi ego.
Quisiera leer más acerca de la autoestima sobre todo cuando terminas una relación de pareja.
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